sábado, junio 11, 2011

"Los caballeros las prefieren brutas" o "el que inocentemente peca, inocentemente se condena"

El primero es el comentario sarcástico y no poco falto de veneno que circula por las redes sociales y las páginas electrónicas de los diarios a propósito de la comparición ante los estrados judiciales de la modelo, actriz y exreina de belleza (mamasita total) Valerie Domínguez dentro del proceso por la irregular adjudicación y apropiación de recursos destinados al programa AIS (Agro Ingreso Seguro), programa diseñado para ayudar a productores agropecuarios de escasos recursos, pero del que fueron beneficiarios prestantes familias y agroindustriales en Colombia.

De este asunto en particular bastante se ha escrito. Un breve recuento sería: muchacho prestante y finquero levanta modelo, actriz y exreina de belleza (mamasita total) de su misma alcurnia a la que le pide que le ayude presentando falsos contratos de arrendamiento de parte de una hacienda familiar para así poder acceder de forma múltiple al programa y a los recursos estatales prometidos… Esto me hace recordar la anécdota de un amigo que durante su servicio militar se burlaba de un cabo que en la formación matutina daba parte a su superior así: " Mi teniente, con la novedad que no hay novedad".

Si la protagonista modelo, actriz y exreina de belleza (mamasita total) no hubiese tenido la figuración pública que tiene –especialmente la de ser protagonista de la teleserie que da título a esta entrada, basada en el best-seller para peluquerías homónimo-, pues la cosa sería algo que se podría considerar normal (ojo, desde el concepto estadístico de la "normalidad" donde μ=0 y σ=1). Ya bien lo decía profética y apocalípticamente mi profesor de ‘Planeación y evaluación de proyectos’: “más vale una mala cédula que un buen proyecto”. Analicemos la frase: si el muchacho prestante y finquero le pidió ese “favor" a la modelo, actriz y exreina de belleza (mamasita total) es porque muy seguramente no era la primera vez. Muy seguramente le habrá dicho "tranquila (mami, mi amor, reinita), que eso no pasa nada”. Lo que ha dejado de ser normal es que se haga público y que se persiga esas actuaciones ilegales.

Yo no dudo de la inteligencia o ingenuidad de la modelo, actriz y exreina de belleza (mamasita total) que como empresaria debe saber que si presentase un documento falseado en el que presuntamente arrienda parte de su negocio de joyas para obtener recursos adicionales, la cosa no sería totalmente derecha. Las responsabilidades por sus actuaciones -legales, que de las novelas y pasarelas no es el caso- las define la justicia.

Uno de los secretos a voces de la financiación del sector agropecuario es que aquellos que tienen suficiente información del funcionamiento de los diferentes programas se valen de toda clase de artimañas para ser beneficiarios; otro es que si lo hacen es porque "saben” que van a serlo –ir a la fija-, ¿cómo? Porque -y acá se reúnen esos dos mundos- al igual que la justificación de las monarquías europeas que por esas nostalgias transformamos en reinados de belleza, les asiste el derecho natural a que las cosas sean así: si yo financio en parte alguna campaña o te apoyo políticamente, pues es normal que me pegues un empujoncito con el trámite aquel.

Los que defienden esas actuaciones sostienen que son esos probos empresarios los que jalonan el desarrollo del campo; la cosa no es por ahí: si son tan buenos empresarios, ¿por qué se postulan a programas no reembolsables de dineros públicos dirigidos a los menos favorecidos?

Siguiendo esa lógica, ¿Será que la familia Dávila también está en los listados del SISBEN y en el programa de subsidios de “Familias en Acción”?

La cosa no ha acabado y acá se seguirá dando leña.

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