lunes, abril 30, 2007

“¡¡¡Qui ne saute pas n’est pas lyonnais !!!”








Luego de algunos años de vida parisina la decisión fue tomada. Declinar la capital por la provincia es la mejor alternativa si no se cuenta con los exorbitantes recursos que se necesitan para vivir allí. De París hablaré después. Cuatro años y medio son cosa que no se puede resumir en pocas líneas y además, en Lyon no se habla de París… cosas de acá.

Y es que existe un antagonismo histórico con París. La ocupación romana a la actual Francia empezó por el sur y su primera provincia fue Narbona (lugar del histórico evento del 6 de mayo de 2006). Con la expansión hacia el norte, la sede del poderío romano se centró en Lugdunum, nombrada por su situación y topografía estratégica capital de las tres Galias. Para entonces Lutecia era simplemente un villorrio sin categoría habitado por una tribu celta, los Parisii. Fue tal su importancia en el mundo romano que uno de sus hijos llegó al punto más alto del imperio: Tiberius Claudius Drusus Germanicus, Claudio para los amigos (sí, el tartamudo que le dejó el negocio a su hijastro, Calígula –el hijuetantas, para los cristianos-). Después de la caída del Imperio Romano, Lyon se convirtió en punto neurálgico para el comercio y la expansión de la fe católica, pero los centros de poder se desplazaron. Lyon cayó varias veces en la repartidera de las dinastías francas, borgoñas y del Sacro Imperio, hasta que finalmente fue anexada al reino de Francia en el siglo XIV. Algunos años después los capetos instalaron definitivamente la monarquía de los Francos en París y dejaron a los leo… lio… lyo… a los habitantes de Lyon viendo un chispero. Los italianos -comerciantes florentinos y banqueros genoveses- se echaron la ciudad al hombro y la convirtieron en una próspera ciudad burguesa y muy… católica.

Desde entonces Lugdunum sigue viendo a Lutecia como el villorrio que le quitó su lugar en la Francia moderna, llevándose con ella a la gran nobleza. Lyon sigue siendo la segunda ciudad en importancia económica e industrial de Francia, pero a la vez arrastra una reputación de conservadora y aristócrata, una ciudad de “culs-serrés”.

Toda esta diatriba para llegar… al fútbol: Tal vez el más grande orgullo de Lyon no es ser sede del primer grupo financiero francés (el Crédit Agricole, propietario del banco Credit Lyonnais, el que patrocina la camiseta amarilla del Tour de France y que repartía leoncitos a los ganadores de las etapas), sino su equipo de fútbol, el Olympic Lyonnais.


El OL es una verdadera pasión para los leo… lio… lyo… para los habitantes de Lyon.
Coronado campeón por sexta vez consecutiva, desde antes de la mitad del campeonato ya era dado como obvio ganador. Al final del año pasado el OL ya le sacaba una ventaja de 18 puntos al segundo. Actualmente entre el OL tiene 74 puntos con una diferencia de gol de ¡¡¡+33!!! Con el segundo, Bordeaux hay 19 puntos de diferencia y estamos a cuatro fechas de la final.

La verdad es que el campeonato francés no es lo más competitivo de este mundo, y el OL es el único equipo que saca la cara. El equivalente es como si en el campeonato colombiano de los años noventa los equipos en competición fueran el América de Cali y 19 Cúcutas Deportivos.

A pesar del poco suspenso, el público sigue respondiendo. Frente a Le Mans, el sábado anterior, el estadio de Gerlain estaba hasta las banderas y su grito de batalla hizo vibrar literalmente las estructuras de las tribunas. Las fotos del cotejo se las quedo debiendo porque con la cámara del teléfono sólo se distingue un cuadrado verde. Para la próxima vez también les prometo dar con el gentilicio en español de los leo… lio… lyo.., bueno, de esta gente.

jueves, abril 26, 2007

Advertencia...

Vuelvo a publicar el día que CamiloT actualice su blog.